31 ago 2011

Video Little Liars¡

Hola little liars de españa...¡ me ayudais a que las actrises de PLL vean el video...? Solo tienes que seguirme, es solo un click¡
Chicas de PLL... este video lo he creado para vosotras... veanlo, por favor.

26 ago 2011

La Confeción

Eramos unos niños, bueno, en realidad la única niña era yo. Tú eras el chaval guapo de detrás del mostrador, el de la mirada pícara y traviesa, el que nunca me vería de la forma en que yo deseaba, eras bastante mayor que yo, y yo era una insensata.

Pasó el tiempo, y cuando nos vimos, habías cambiado de estilo, de pelo...era un HOMBRE, eras mayor de edad...y yo una simple adolecente enamorada de un adulto.

Lo único que podía hacer era confesartelo todo...pero no tuve oportunidad, así que aunque sé que no lo leerás, y que si lo haces no sabrás que se dirige a ti, lo confieso.

Te Extraño

Vuelvo a casa,
Y evito hablar sobre ti,
Pero siempre apareces,
Porque ya solo pienso en ti,
En cómo me mirabas,
En como olías,
En como respirabas,
Solo me queda eso,
Recuerdos nostálgicos,
De lo que un día fueron alegrías,
Y me desespero,
Miro el calendario todo lo que puedo,
Pero no llega ese día,
En el que tú y yo nos reunamos,
En la soledad de la ruptura,
Y en la calidez del abrazo,
El sonrojo de un te quiero,
La sonrisa floja de una mirada,
La mirada de tus hermosos ojos,
Comunes pero únicos,
Solo tú eres capaz de hacerme sentir así,
Cada segundo,
Cada décima,
Es única y particular cuando estoy a tu lado,
Ahora solo queda la luz roja,
Cuando estoy sentada en mi habitación,
Con tu collar puesto,
Y escribiendo una canción,
En tu honor,
Me encantaría poder volver,
A esos días en los que,
El tiempo pasaba lento,
Agradable,
Cuando quería que la tarde no acabara nunca,
Cuando tus brazos me rodeaban,
Pero ahora,
Aquí en el mundo solo,
El tiempo pasa demasiado lento,
Y deseo que se acabe el día,
Para llegar a esa fecha especial,
Pero no me queda nada,
¿Por qué te fuiste?,
Eres egoísta,
Al levarte mi corazón solo para ti,
Me dejaste un pedazo del tuyo,
Pero me lo arrebataste,
Y sin ti,
No confío en nadie,
Amigas que traicionan,
Familias destruidas,
Sentía que encajábamos perfectamente,
Que no teníamos pandilla,
Solo éramos nosotros,
Tú de mí,
Y yo de ti,
Me encantaría abrazarte,
Y no siento nada,
Hacia nadie más,
E intento ser feliz,
Pero es imposible sin ti,
Y a la penumbra de mi ventana,
Romperé barreras,
Volveré a por ti,
Aunque no sepa dónde estás,
Lejos iré a buscarte,
Y no volveré jamás.

Fuego Y Hielo (Robert Frost)

Unos dicen que el mundo terminará en fuego,
otros dicen que en hielo.
Por lo que he gustado del deseo,
estoy con los partidarios del fuego.
Pero si tuviera que sucumbir dos veces,
creo saber bastante acerca del odio
como para decir que en la destrucción el hielo
también es poderoso
Y bastaría.

17 ago 2011

La sonrisita

Esa sonrisita que aparece que cuando piensas en esa persona...en su nombre, en como pronuncia cada letra de tu nombre, en como mira a los demás, y del modo en que lo hace cuando te mira a ti...
En ese día en que terminaste empapada hasta los calcetines, por culpa de su Infantil, aunque divertida, guerra de agua. Cuando tú y él cayeron a la fuente, cuando te llama por un apodo...cuando se comporta como un niño.
Esa sonrisa que te sale sin poder evitarlo.

15 ago 2011

Cuando menos te lo esperas...

En un momento de la vida algo sale mal...algo cambia dentro de ti. La vida da media vuelta y se pone patas arriba, cuando apareces en una senda oscura, dentro de un laberinto maldecido por personas que te hisieron daño en algún momento de tu tranquila vida, caminas hacia delante en busca de una salida, de alguna señal...te vas desanimando y te desepciona no encontrar tu propocito, hasta que un día aparece una luz y la sigues y encuentras el principio de la salida, encuentras a tu nueva yo...siempre cuando menos te lo esperas.

5 ago 2011

Cronica del Gran Diamol...la pelicula de mi vida

-3-
Una vez llegué a casa, tras pasar por un montón de puertas-esta casa es un lio-, me desparramé en el sofá de terciopelo rojo del cuarto de estar.
Encendí el televisor, y programe la tele, no había ni la mitad  de los canales que yo tenía en mi otra… ¿vida?, si se le puede llamar así, ¿una reencarnación, pero por qué? Antes estaba perfectamente, de lo último que me acuerdo es de un chico mono y que grité un te quiero, pero no puedo decir que eso fuera verdad, o puede que solo fuera un sueño. Lo demás estaba en blanco, como cuando un libro termina, o cuando se te bloquea el ordenador…
Empecé a cambiar los canales, rápido y sin pausarme en ninguno de ellos, la verdad es que no tenía ningún interés en la televisión, estaba pensando, demasiado, en mi vida, mi anterior vida, en ese chico tan mono de tercero, y, en el nombre de Kaleb. Estaba harta de pensar, aburrida, me estaba poniendo depresiva.
Intenté buscar algo que hacer para no pensar, y, por fin decidí vagar por toda la casa, que aún no la había visto toda, y quería volver a aquel maravilloso jardín que había después de mi habitación, y averiguar  a dónde conducía la otra puerta violeta que había en este.
Subí por las escaleras puertas y demás que conducían a mi cuarto, luego me dirigí al jardín, y encontré la puerta violeta. La abrí de sopetón, por lo visto no estaba cerrada con llave, y me adentré en un cuarto oscuro y frio.
Era una habitación preciosa, acogedora, con un aire siniestro pero romántico. Las paredes eran de rojo brillante, en el centro de la habitación había una cama redonda, color  violeta. La luz de la estancia era apagada, de color azul cárdeno, como la de las discotecas. Era totalmente diferente a las demás habitaciones, lo único que no cambiaba era ese cajoncito dorado donde se guardaban las llaves, cosa que había por todos lados.
Era perfecta para estar recostada con un chico, cosa que nunca había hecho ni pensaba hacer, aunque quisiera, simplemente por el hecho de que nadie me quiere.
Me acosté en la cama y me quedé profundamente dormida. Sentía como me moría por dentro, como caía en una depresión sin cura, bueno, tal vez si exista una cura, el abrazo de un ser amado. Una lágrima me cayó por la mejilla derecha, no quería llorar, ¡no!, pero no pude impedirlo, mil gotitas empezaron a salir de mis ojos, ojos desconocidos para mí misma, lo único que conocía era lo que más odiaba en el mundo, la marca.
Me desperté de sopetón, con un nombre dicho con coraje en mi cabeza…Kaleb, otra vez la misma voz, solo que con un tono de cabreo. No sé por qué, pero algo me impulsó ha dirigirme a un ordenador que había encima de una mesa. Lo encendí, sin saber si quiera que iba a buscar en él. Marqué en google, y busqué artículos de periódicos viejos.
Tenía un presentimiento de que había algo de mi pasado, tenía una imagen, sí, pero no una historia, sabía cómo era en la “otra” vida, pero solo físicamente, nada más. Algo me decía que había algo importante, algo que marcaría mi vida para siempre.
Creía, sabía, que en uno de esos periódicos estaba la razón, o parte de ella, de lo que me estaba pasando, la doble vida, empezar desde cero.
Ojeé los periódicos del 2006 al 2009, pero en el periódico del 2008 encontré lo que buscaba, supe que ere yo porque aparecía una foto, de unos cadáveres, todos calcinados excepto yo, mi cuerpo muerto.
El artículo ponía:
<< Tragedia en el Gran Diamol:
El pasado evento estudiantil celebrado en el lujoso y nuevo edificio “El Gran Diamol” ha terminado en una horrible tragedia. Un incendio, parece ser que fue provocado, quemó por completo el edificio, estando dentro unas 600 personas, todas resultaron muertas por el fuego, extrañamente todo se encontró sin indicios del incendio, solo recubierto por una especie de polvo blanco brillante y frio como la nieve, uno de los cadáveres estaba en perfecto estado, el de “Vera Darkbird” y en cuanto a los demás, todos quemados. >>
Me quedé paralizada, como un dejavu, un flashback. Entonces vi todo lo que me había ocurrido en la otra vida, deteniéndome más en la tragedia ocurrida y que causaba mi muerte, era como una película sin sonido, como las de “Charlotte”, incolora. Pero no me hacía falta nada más para saber lo que me pasaba, el por qué había vuelto a vivir, había reencarnado.


cronica del Gran Diamol...El despertar

-2-
De pronto abrí los ojos, me desperté de un profundo sueño, y aún seguía oyendo una y otra vez una voz en mi cabeza, un nombre, Kaleb. Yo no sabía quien era Kaleb. Luego me fijé en la habitación donde me hallaba, no era mi cuarto, las paredes eran de un elegante color azul celeste, y enfrente de la cama había una pared echa totalmente de cristal, y esta daba vistas al parque que había fuera de la casa. Me levanté de la mullida cama, que tenía un cabezal negro y dorado, antiguo, y me dirigí a la pared de cristal.
Pero, una vez allí, no me fijé en las vistas, que por cierto, eran preciosas, me fijé en mi reflejo en el vidrio. No era la Vera que yo conocía, era rubia, con ojos verdes y piel bronceada. Esta no era yo. Entonces recordé algo, y me miré a toda prisa la muñeca, eso era lo único que no había cambiado, el ojo, mi marca.
Sonó el fuerte pitido del despertador, las siete en punto del lunes 23 de 2011, pero, si hace un momento era el 2008, todo era tan raro. Me dieron ganas de que me tragase la tierra. Miré un bonito escritorio de caoba, y al hacerlo vi una nota escrita a mano encima.
Coge la mochila, y ve al instituto…C/ámbar, N/ 45.
Supuse que era un día lectivo, y me dispuse a hacer lo que ponía en la nota. Aunque, personalmente, me parecía muy raro que justo cuando parecía que había tenido un ataque de amnesia, hallara una nota con tanta información. Pero aún así cogí mi supuesta maleta de Roxy y me vestí. Cuando me dirigí al vestidor, que por cierto era enorme y de color rosa chicle, me quedé completamente sorprendida al ver la gran cantidad de ropa que tenía.
La mayoría de la ropa eran vestidos cortos de colores vivos, faldas ajustadas por los muslos, tops y algún que otro vaquero roto. Intenté coger lo más discreto y sencillo que había, unos jeans desteñidos y rotos por las rodillas y una camiseta de color azul turquesa. Me recogí el pelo en una cola de caballo y salí de mi habitación.
A la salida del dormitorio había un largo y ancho pasillo, y este daba a una puerta de madera negra. Espeluznante. Pasé la mano por la pared, para buscar un interruptor de la luz. Encendí la iluminación del pasillo, este era de color azul celeste, como el cuarto. Avancé hacia la puerta de madera, con los pelos de punta y con sudores fríos, no sabía por qué pero aquel pasillo me daba miedo, y una vez allí la abrí.
Detrás de la puerta había una escalera de caracol color violeta, que descendía hasta un pequeño jardín interior. Bajé por la escalinata, y me dio mareo, algo que siempre me ocurría en una escalera de caracol. La zona de la escalera olía a azufre y a moho.
Pero, en cuanto estuve más cerca del pequeño patio, un aroma a tierra húmeda y a lavanda me invadió, y si te fijabas mejor podías oler un aroma particularmente de los estanques grandes, pero era imposible que allí hubiera uno.
La estancia del jardín era muy luminosa y sorprendente. Había millones de plantas y un gran estanque, imposible de imaginar en un sitio como este, y en él flotaban flores de nenúfar, también había un sofá de color blanco con cojines plateados, y una mosquitera blanca que lo cubría. Me encantaba ese lugar.
Salí por otra puerta que daba al exterior de la casa, y me dirigí a la calle del instituto.
No sabía dónde estaba, no tenía ni idea. Pero me pareció un lugar muy bonito y soleado, cada acera tenía su pequeña maseta de flores de colores vivos. La calle estaba recubierta por baldosas bien adornadas con motivos florales, todas de piedra, y las casa eran pintorescas y de color pastel. Me pareció que la mía era una de las más grandes de la ciudad, pues en altura y extensión superaba por un gran pedazo a las demás.
Entonces vi un pequeño parque de césped recién cortado, y decidí pasar por allí, una vez en medio de la pequeña plazoleta, observé una estatua a tamaño real de un ángel, acostado encima de un cofre de color oro viejo. Me quedé abobada mirando aquella figura, me gustaba, bueno, en realidad me gustaba la sensación de un recuerdo olvidado que me producía verla, la estatua estaba tan bien perfilada y diseñada, de color beige, y lo más sorprendente eran sus alas, tenían muchos detalles bien marcados, líneas entre pluma y pluma. En ese momento la gente que pasaba a mi alrededor tendrían que pensar que estaba loca, tanto por el arte gótico, o tanto por una insolación. Desvié la vista hacia abajo, y descubrí un cartel de bronce donde ponía l´ange déchu de mes rêves, Joseph Del pozo. Y luego había una inscripción: A mis hijos, Celine, Sophie y Anthony, les quiero mucho, y espero que este ángel les sirva de guía en su vida en Londres.
Una estatua perfecta, una dedicatoria perfecta, y una sensación perfecta. Me gustaba ese lugar.
Entonces me desperté de aquel sueño entre recuerdos y me apresuré a sacar un cuaderno de la mochila, pero, al sacar el cuaderno me quedé observando la tapa de este. Era naranja, de tapa dura, y en ella estaban escritos diferentes versos y poesías de autores conocidos, con lápiz corrector blanco. La abrí por la última página, donde encontré un montón de nombre y un raro código, pero seguí pasando las páginas, hasta llegar a una en blanco por ambas caras.
Saqué el estuche, y de este un bolígrafo de color rojo.
Apunté el nombre del autor y el nombre de la estatua, luego también apunté la dedicatoria.
Una vibración me sorprendió, venia de mi bolsillo. Metí la mano y saqué un móvil táctil de color rosa, con la parte trasera llena de lentejuelas, tenía un mensaje nuevo.
K ases, l clase mpieza en 15 min., dat prisa.
     Un beso + fuert, Emm.
¿Quién era Emm?, ni idea. Pero aún así tenía razón, las clases empezarían a las nueve menos diez, quedaban quince minutos. Me apresuré, y guardé las cosas en la mochila. Salí pitando hacia el instituto.
La gente me miraba sorprendida, extrañada, como si fuera una persona de otro planeta, y yo corría por las aceras blancas y negras de la calle. En diez minutos ya estaba dentro del instituto, instituto, no la clase. Solo me quedaban cinco minutos para llegar a la clase, y yo no tenía ni idea de a que aula ir. Pensé en peguntarle a un profesor que me saludó con la mano, pero parecería algo raro, así que me dirigí a jefatura.
El despacho de jefatura estaba decorado con cristales, de color tranparente.
-¿Querías algo?-dijo una señora mayor, con el pelo teñido de un rojo intenso.-
-Buenos días, me preguntaba a que clase debería asistir.
-Dime nombre y apellido.-dijo.-
Nombre y apellido, nombre Vera, pero apellido ¿cuál era mi apellido?, por suerte en mi mochila estaba mi nombre completo escrito.
-Vera Lightpink.-dije.-
Lightpink, mi apellido siempre había sido Darkbird, este era todo lo contrario.
-Debe asistir a la clase de naturales.
Me dirigí hacia el aula 232, la clase de naturales.
Al llegar allí, una chica menuda y morena me cogió del brazo y me llevó hacia la esquina de la clase. La chica tenía el pelo recogido en un moño, de color rubio, llevaba una blusa muy ceñida al pequeño cuerpo, y esta dejaba ver claramente su ombligo hacia fuera, en la parte inferior llevaba una corta minifalda vaquera, también ajustada. Ya me iba haciendo una idea de la clase de persona que era, una rubia pija.
-No te lo vas a creer, me han llegado rumores de que Kail Branson te quiere, ese chico de 3*.-dijo la chica.-

4 ago 2011

Crónica Del Gran Diamol ... prólogo

-1-
Ahí estaba, frente al espejo.  Miraba mi nuevo rostro, aunque no había cambiado, para mí era otra persona. No se expresar como me sentía en ese momento, solo que me hundía.
Siempre he pensado que era diferente, pero no en este sentido, solo…rara. Pero esto es demasiado. Tenía tantas preguntas, ¿Cómo llevaría esta vida?, ¿Por qué a mí?.
Miré de nuevo mi muñeca, con la esperanza de que todo fuera un sueño, pero allí estaba. Un símbolo, mi símbolo, ese ojo rojo y negro .Luego volví a mirar mi rostro, era como el de cualquier chica, pero yo no era cualquiera.
-¡Vera!-gritó mi madre desde el piso de abajo.-
Ya era la hora, solo quedaban unos minutos para mi presentación al concurso. Busqué dentro del pequeño baúl plateado del maquillaje, y logré encontrar el delineador entre tanto desorden. Me repasé los ojos, luego aireé mi pelo largo, negro y bien peinado, con unas ondas como olas.
Bajé a tientas por las escaleras mientras me alisaba el nuevo vestido que había comprado hace una semana. Cuando llegué abajo mi madre ya había abierto la puerta y fuera estaba el coche con las puertas abiertas. Mi padre estaba dentro, y mi madre se disponía a subir. De modo instintivo yo también entré en la parte trasera.
El coche empezó a andar por el asfalto mojado, y giró en una calle adoquinada con preciosas baldosas en forma de estrellas. Fuera no se veía nada, llovía, así que toda la carretera era resbaladiza y deslizante. La niebla invadía las calles de Londres.
Transcurrió una media hora hasta llegar al Gran Diamol, el edificio donde se celebraba la presentación. Fuera del Gran Diamol había un cartel enorme donde se podía leer “Presentación Al Concurso Estudiantil” seguido por unas grandes fotos de varios institutos, incluido el mío.
La puerta del edificio era grandísima, y de un color verde viejo. El coche se paró en seco, con un gran frenazo y mi padre bajó de él a toda prisa, mi madre, en cambio, se tomó su tiempo. Yo fui la última en salir. De pronto la puerta del Gran Diamol se abrió con un fuerte ruido, y de ella salió un hombrecillo vestido de esmoquin y con una larga corbata verde, a juego con la puerta del gran edificio.
Mi padre avanzó hacia la entrada y saludó al hombre con una gran sonrisa.
-Buenas noches, señores Darkbird.- dijo el hombre con una voz muy fina.-
-Buenas noches a usted también.
Después de eso todos pasamos al interior de edificio.
Era todo de color dorado y verde, con grandes lámparas de araña en el techo y una larga escalera dorada adornada con terciopelo verde.
Subimos por la escalera. El terciopelo estaba perfectamente limpio y peinado. Llegamos a una sala redonda donde había una puertecita roja que ponía “acceso al escenario”.
A partir de ese punto, mis padres no me acompañarían más.
-Adiós cielo, te veremos desde abajo.-dijo mi madre.-
-Mucha mierda, hija.-dijo mi padre.-
Les despedí con la mano y me dirigí a la pequeña puertecilla. Pero antes de entrar, me sonó el móvil. Era un número desconocido, pero aún así, lo cogí.
-¿Si?
-Es usted Vera Darkbird, si, lo sé, reconozco su voz.- dijo lo que parecía un hombre desde el teléfono.-
Su voz era muy áspera y seca, parecía afónico. No era una voz humana, era muy grave para serlo.
-¿Quién es?-dije.-
-Un viejo amigo.
Y luego solo sonó un pitido seguido, sin cortes. Me había colgado.
Agité la cabeza para despejar la horrible voz que aún retumbaba en mis oídos, como si sirviera de algo. Me volví a alisar el vestido y a airear el pelo y entré por la puerta.
Miles de luces fosforescentes me cegaron, hasta que pude ajustar la pupila, como si fuera la lente de una cámara de fotos. En lo primero que me fijé fue en el expectante público que se hallaba debajo del escenario. Lo siguiente fue en los cinco chicos que se sentaban con la espalda bien recta, como unos dignos concursantes. Y entonces me invadieron miles de cuestiones y me entraron nervios en el estómago. ¿Podré concursar junto a aquellos estudiantes modelos? Alguien tan rara como yo, con una marca extraña que me salió después de aquel accidente…
De repente recordé aquella mañana de octubre, cuando unos ruidos extraños me ensordecieron y luego…todo pasó tan deprisa, sentí un ardor punzante en la muñeca y ¡Chasss!, apareció esa maldita marca. El negro y rojo ojo de mi muñeca me inquietaba, y volvía a oír los gritos melancólicos de almas perdidas y ángeles caídos.
En la entrada al escenario había una mujer alta y regordeta, que con un gesto me indicó que me sentara. Me dirigí sin protestar al asiento donde estaba mi nombre escrito y me senté, intentando parecer una alumna estudiosa e inigualable.
Y entonces lo vi, allí sentado junto a mis padres, Kaleb. Él también me vio y me dedicó una de sus preciosas sonrisas. Siempre le había deseado, desde pequeños, él me había gustado y siempre habíamos sido amigos. Sentí como se me ruborizaron las mejillas.
-Bienvenidos al concurso estudiantil nacional, donde concursarán seis participantes, cada uno de ellos nos leerá un discurso que tendrán preparado y con ello nos explicaran lo que más les gusta de la vida y el por qué tienen el deseo de vivir.- dijo el presentador.-
De repente aparecieron miles de luces que empezaron a enfocar a los concursantes, incluyéndome a mí.
-Rowan Stuart.-dijo una voz.-
Rowan era un chico flacucho y con tez pálida. Con la cara alargada y ropa de empollón.
-Cristal Redrose.- dijo la misma voz.-
Cristal era una muchacha de esas que dicen “osea”. Su melena rubia y ondulada le descendía por la espalda bien bronceada que enseñaba con un top de color rosa.
Luego enfocaron a una chica medio gótica, con el pelo alisado negro. Llevaba un vestidito negro de fiesta.
-Ester Campgreen.-dijo al momento.-
-Edgar Mine.
Este era un chaval pelirrojo con pinta de travieso y revoltoso, aunque ya tuviera una edad…
-Daniel Peet.- dijo.-
Daniel es el hermano de Kaleb, gemelo, pero solo en aspecto, en personalidad era como ángel y demonio.
Luego antes de que me tocara a mí, algo dio un gran estruendo. Y empezó a salir humo por todas partes, la luz se apagó y yo volví a oír aquellos gritos, como los del accidente.
Salí huyendo, ya que siempre le he temido al fuego. Huí del Gran Diamol hasta llegar a la puerta trasera del edificio, una vez fuera cerré los ojos y todo fue muy deprisa.
Alguien me abrazó, miré detrás de mí, era Kaleb. No me lo podía creer, que demonios estaba sucediendo aquí. Miré el edificio, salían llamaradas desde dentro del salón.
Algo se movió entre los cubos de basura. Pensé que eran imaginaciones, pero luego apareció una silueta detrás de Kaleb, era la de un hombre.
-Vera, querida.-dijo la silueta, que era la misma voz que me había llamado.-
-¿Qué quiere?-dije.-
-A ti, y a ese Kaleb.
Dijo señalando la cara de Kaleb, que en ese momento lloraba, solo un poco. El hombre se fue acercando hasta que le pude ver la cara, era muy raro, estaba deformado, y era calvo. Se quitó uno de sus guantes y apareció una mano con uñas asquerosas. Se encaminó hacia Kaleb y le rozó la mejilla con el dedo.
Kaleb dio un chillido de dolor, y mi corazón dio un vuelco. El hombre empezó a torturar a mi amigo. Yo no sabía qué hacer hasta que recordé mi ojo en la muñeca.
Intenté pensar en salvar a Kaleb, ya que a lo mejor había desarrollado algún tipo de poder. Pero no dio resultado. Los gritos de Kaleb y las sirenas de los bomberos empezaron a ser insoportables. Me armé de valor y de un golpe empujé con todas mis fuerzas a el hombre y chocó en la pared.
Abrasé a Kaleb con todo mi amor, y él no tenía pulso. Estaba muerto. Millones de lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas, y entonces grité lo más alto que pude.
-¡Te quiero!
Empezó a iluminarse todo, hasta que se quedó completamente blanco. No vi nada más. Mi mente se quedó en blanco. Y no hubieron más chillidos. Tenía el poder, el poder del amor.
“Un accidente en el Gran Diamol ayer, ningún sobreviviente. Un arrasador incendio debido a causas desconocidas devastó ayer el gran edificio, donde se celebraba un concurso estudiantil. Cuando llegaron los bomberos, solo había cadáveres, y el fuego estaba apagado, sorprendentemente, debido a la magnitud del incendio. Y todo estaba cubierto de un polvo brillante y blanco. Sentimos esta gran catástrofe.”
                                                                                           Londres,  2008.